martes, 15 de diciembre de 2009

El aventurero sin parné

Las hazañas posmodernas corren el peligro de ser se sojuzgadas como caprichos vanos. Al barcelonés Guim Valls se le ocurrió hace más de un año, al término de los Juegos Olímpicos de Berlín, que quería dar la vuelta al mundo en bicicleta "eléctrica". Para él, no se trata de la enésima circunvalación del planeta sobre dos ruedas. "Lo que quiero es demostrar que la bicicleta eléctrica es una forma práctica de utilizar energía limpia". Pero Guim tiene un problema, cómo calificarlo, un tanto embarazoso. No encuentra patrocinadores y el dinero se acaba.





 Conocí a Guim en Bangkok, donde realizó una parada tras más de seis meses pedaleando a lo largo de China, Corea del Sur, Japón, Vietnam y Camboya. Su objetivo es recorrer parte de Asia, África, Europa y América de sur a norte antes de arribar a Londres en 2012, justo a tiempo para asistir a los Juegos Olímpicos. Espíritu olímpico y medio ambiente. La idea me parece encomiable, pero no consigue mecenas que la respalden. Al menos consiguió que el fabricante británico Wisper le cediera la bicicleta, que ronda los mil euros o más, según tengo entendido.
 

Cientos de miles de chinos son un ejemplo a seguir por usar la bicicleta eléctrica en las ciudades. Son tan populares, que los amigos chinos de Guim no se creían que en Europa y América (también Estados Unidos) no fuera el medio de transporte preferido. Además de no contaminar, ahorra dinero y uno hace ejercicio sin sudar. Sin embargo, el gigante asiático también es el país que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera. Cosas del tamaño, imagino.
 

Guim fuma. No parece el hábito más acorde con su odisea olímpica, pero tampoco parece afectar a su rendimiento. "Por poco no llego a la frontera de Camboya con Tailandia a tiempo por una diarrea. Tuve que pedalear duro por caminos llenos de polvo". El motor eléctrico de la bicicleta, que transmite una velocidad de 25 kilómetros por hora, también ayuda. Así subió el monte Fuji en Japón. También es verdad que la mayor parte del tiempo tiene que valerse exclusivamente de la fuerza de sus piernas.
 

A pesar de las dificultades, Guim es un tío tenaz: "Si se me acaba el dinero, pues realizaré alguna parada para trabajar". 

La anécdota que más me gustó le ocurrió en una aldea china. El barcelonés interpretó en chino y español la canción "Mao Mao", de Nino Ferrer. Los aldeanos escucharon atónitos la famosa pieza de los sesenta que versa sobre el Gran Timonel Mao Zedong.

Frivolidad y muerte en Filipinas

En la epicúrea isla de Boracay, livianas bellezas de 80 países presumían de palmito en la playa y sudaban la gota gorda ganar un frívolo concurso de belleza con ínfulas de causa ecologista, Miss Tierra. Corrían finales de noviembre, pero en estas latitudes no entienden de estaciones frías. Tres días más tarde, 57 personas morían a manos de unos asesinos a sueldo en la isla de Mindanao. Violaron y torturaron a todas las mujeres antes de perpetrar la matanza. Dos episodios que representan las dos caras de un mismo archipiélago: Filipinas, la antigua colonia española.

Decía un periodista de Associated Press que en Mindanao ocurren tales masacres porque hay mansiones defendidas por ejércitos privados. Quizá lo peor de Filipinas no sea la pobreza y la miseria de millones de personas, sino la sociedad feudal que sustenta este estado de cosas. El clan de los Ampatuan ejerce su poder omnímodo en la provincia de Maguindanao. El cabeza familiar, Andal Ampatuan es el gobernador y sus parientes, que han llegado a dar nombres a algunas ciudades, dirigen la mayoría de los ayuntamientos.
 

La masacre se desencadenó cuando otra familia se atrevió a desafiar el poder de los Amaptuan. Andal Ampatuan Jr., el primogénito, dirigió una columna de su ejército contra el convoy electoral donde viajaban familiares y periodistas del candidato opositor Esmael Mangudadatu.
 

El Gobierno filipino asegura que se hará justicia y ya ha detenido al presunto instigador, Andal el joven. Pero son las autoridades las que han armado durante décadas a los clanes de Mindanao para luchar contra las guerrillas independentistas en las regiones musulmanas de Mindanao. La familia Ampatuan hizo campaña a favor de la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, quien consiguió casi un 100 por 100 de los votos de forma manifiestamente fraudulenta.
 

Las desgracias de Mindanao no quedan ahí. Los grupos rebeldes, terroristas y criminales comunes cometen innumerables asesinatos, extorsiones y secuestros cada semana. Mientras, sectores del Ejército se enriquecen con venta ilícitas de armas y otros tejemanejes. Ni siquiera las cárceles son serias. Las escapadas masivas ocurren estacionalmente, casi con regularidad.
 

En 2008 viajé a la ciudad de Cotabato, enclavada dentro de Maguinadanao pero independiente de esta provincia. Mi estancia, bastante corta, se limitó a emborracharme con cerveza San Miguel (la filipina, no la española) con un gallego extremadamente leído y bebedor incansable, Antonio. Recuerdo que celebramos su cumpleaños y vino un coronel filipino escoltado por cerca de veinte soldados. Supongo que me contó cosas muy interesantes de Mindanao. Yo sólo recuerdo que dejé de interesarme cuando se resistía a contarme si estaba casado o tenía una novia en cada puerto. El resto de la noche la pasé cantando en karaoke con mis nuevos amigos filipinos. 

 




Es decir, que si no hubiera leído todo lo que escribí más arriba. Mi imagen de Mindanao sería muy diferente. La mujer de Antonio me comentó algo de unos gobernantes déspotas y atrabiliarios. Quienes vivían con los privilegios y la impunidad de señores feudales. Pero me sonaba demasiado lejano, en mi castillo de tercios de cerveza.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Viejos vicios y virtudes del periodismo

Dicen que la segunda profesión más antigua del mundo es el periodismo, o la comunicación de viajes o hechos que ocurren en la distancia, como queráis llamarlo. La primera, casi todo el mundo la conoce.
El periodista y escritor inglés James Fenton escribió en 1988 un libro ("In All Wrong Places") sobre sus experiencias en Vietnam, Camboya y Filipinas entre 1975 y 1986, años en los que presenció cambios radicales en los tres países. Me ha encantado los gajes del oficio periodístico que describe en distintas páginas. Parece que algunas costumbres se conservan casi intactas a lo largo de los años, incluso en estos años de revolución digital, y otras no tanto:

"Por trabajar como reportero, quiero decir algo que precede al periodismo -la actividad fundamental-. Aquellas "narrativas" de siglos previos, fundadas en publicaciones como panfletos o revistas, a menudo tenían su origen en actividades naturales y de carácter funcional. Un mercader inglés en Lisboa escribe a su madre y le cuenta sus experiencias de un terremoto. Un misionero informa a la oficina de Londres sobre la macabra muerte de dos compañeros. Un capitán de barco relata un viaje plagado de peligros (...)

"El periodismo se vuelve innatural cuando se desvía demasiado de estos orígenes. Es increíble qué cantidad de material se queda sin publicar porque los periodistas se niegan a escribir sobre algo porque eso implicaría que han estado presentes durante los hechos que describen. Y no sólo presentes, sino vivos, conscientes y con un punto de vista".

Fenton critica más adelante la manía de algunos medios de ocultar al periodista que observa los hechos en el artículo:

"Bajo las normas del periódico, no podía decir: Yo vi eso, o hice aquello (...)

"Pero estas normas fueron inventadas, décadas atrás, por viejos horribles obsesionados con la idea de preservar una escritura objetiva. Y estos horribles viejos delegaron su forma de escribir a jóvenes que nunca se hubieran convertido en horribles sin entrenamiento, y estos tipos siguen haciéndonos la vida tan horrible como pueden. De los autores de los libros de estilo de estos periódicos, uno podría decir, como Blake escribió sobre Reynolds: 'Este hombre fue contratado para deprimir el Arte'"

Unas cuantas páginas más adelante, Fenton habla sobre la costumbre de algunos editores en agregar adjetivos o incluso frases enteras para aumentar la intensidad del relato:

"Los periodistas trabajando sobre el terreno para esas revistas solían sentir vergüenza de encontrarse con sus colegas por los crasos errores insertados en sus historias. Para evitar tales bochornos, Newsweek deja perfectamente claro que el hombre sobre el terreno sólo ayuda a alguien en la oficina, cuyo nombre figura primero. Ocasionalmente, si un reportero realiza algo espectacular, le dejan contar los hechos tal como los vio. Pero esto es un gran honor".

Houellebecq y las putas

"Se ha vuelto muy raro encontrar mujeres que sientan placer y tengan ganas de darlo. Seducir a una mujer que uno no conoce y follar con ella se ha convertido, sobre todo, en una fuente de humillaciones y de problemas. Cuando uno considera las fastidiosas conversaciones que hay que soportar para llevarse a una tía a la cama, que en la mayoría de los casos resultará ser una amante decepcionante, que te joderá con sus problemas, que te hablará de los tíos con los que ha follado antes (dándote, de paso, la impresión de que tú no acabas de estar a la altura), y encima habrá que pasar con ella por cojones el resto de la noche, se entiende que los hombres quieran ahorrarse problemas a cambio de una pequeña suma. En cuanto tienen cierta edad y un poco de experiencia, prefieren evitar el amor; les parece más sencillo ir de putas".
  
("Plataforma", de Michel Houellebecq)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Meditación al teléfono

El teléfono es más que un medio de comunicación. Entre todos los servicios que uno puede imaginar -ordenar una pizza o comprar un billete de avión- también se involucra en otros asuntos más carnales como el sexo. El teléfono erótico lo llaman. Resulta gracioso que en inglés línea caliente (hot line) significa algo muy distinto que en español: teléfono de atención o ayuda. Otra modalidad es la meditación al teléfono. Y fue inventada hace diez años, nada menos.

El teléfono móvil se ha convertido en la plaga que yo me temía. Corría el año 2000. El banco me había regalado un móvil por abrir una cuenta bancaria. Se trataba de un viejo Motorola, casi tan grande como el zapateléfono de Mortadelo. Un verdadero ladrillo. Nunca taché este invento de demoníaco ni emprendí una resistencia numantina como hizo mi hermano. Pero tenía mis reservas, como si escondiera una intención maligna tras una faz inocua. Lo dejaba siempre en casa. Sólo lo sacaba cuando yo tenía que viajar. Incluso ahora a veces me apetece apagarlo por un ineluctable antojo de anonimato.

Quizá ha llegado la hora de la reconciliación. Recientemente he descubierto que el móvil también puede ser fuente de ternura, compasión, alegría y libertad. Así lo asegura el budista Thich Nhat Hanh.

"El pasado ya no es, el futuro no está aquí todavía; el único momento en el que la vida está al alcance de tu mano es el presente. Meditar es hacer presente tu mente y tu cuerpo, de forma que no pierdes tu cita con la vida".

¿Qué tiene que ver esto con el teléfono móvil? Pues Thich Nhat Hanh, oriundo de Vietnam, ha encontrado la clave perfecta para afrontar la ansiedad de una llamada. ¿Será una buena noticia?, ¿mala? ..."Uf, no me apetece responder"... Y pulsamos el botón verde. El budista vietnamita tiene la solución: meditación al teléfono.

"El sonido del teléfono es como la campana para la consciencia. Me calmo, sonrío a la campaña. Paramos, dejamos de pensar, la conversación, el trabajo. Empezamos a respirar. Al tercer ring puedes descolgar. Hay que hablar con dignidad, escuchar con atención y hablar con amor. Nos concentrarnos en lo que hacemos: hablar por teléfono".