viernes, 23 de mayo de 2008

Nadie habla español en Filipinas

En Filipinas no se habla español ni, en realidad, se habló nunca. Aunque los españoles colonizaron Filipinas durante 350 años hasta la independencia del país en 1898, el castellano nunca fue utilizado por la mayoría de los habitantes en estas islas del Pacífico Sur.
Los españoles llegaron a estas tierras con la idea de colonizar la ansiada China, pero las fuerzas del Imperio Español comenzaron a flaquear pronto. Incluso nunca llegaron a dominar las regiones del sur del archipiélago, donde los musulmanes mostraban una dura resistencia. Lo que sí hicieron es evangelizar a los indígenas, de forma que hoy día el 90 por ciento de los filipinos es católico.
Así dice Wikipedia, y no se equivoca: "El español está totalmente perdido como primera lengua, salvo por lo que respecta a algunas docenas de familias mestizas y de origen peninsular. Como segundo o tercer idioma es todavía hablado por algunas personas acomododas de la tercera edad. El chavacano, una lengua criolla española, se habla en las provincias de Zamboanga y Cavite".

Gaspar


Muralla de la parte antigua de Manila

No hay cifras fehacientes de cuántos filipinos hablan hoy la lengua de Cervantes. Unos hablan del 3 por ciento de los 90 millones de habitantes de las islas y que hay entre 5.000 y 20.000 estudiantes de esta español. Yo creo que el porcentaje real es incluso menor.
En la vida diaria no se aprecia la herencia española por ningún lado. Muchos filipinos, los menos estudiados, hasta desconocen que estuvieron sometidos a un reino ibérico durante más de tres siglos.
Los estadounidenses, tras expulsar a los españoles, trajeron a Filipinas barcos repletos de profesores de inglés. Tuvieron más éxito que los españoles en extender el uso de su idioma, pero tampoco todos en las islas dominan hoy día la lengua de Shakespeare.
En Filipinas, se estudió el español como asignatura obligatoria hasta 1987, año en el que el Gobierno de Corazón Aquino lo eliminó del sistema educativo. Aquino, que provocó la caída del dictador Ferdinand Marcos, estableció el tagalo y el inglés como idiomas oficiales.
Muchas palabras españolas se quedaron en las islas. El tagalo contiene unas 4.000 palabras en español como "derecho" como indicación, "longaniza", "silla", "mesa", "carpintero", "querida" o "seguro", que en idioma filipino significa "quizá". También existen muchas derivaciones como "Kumusta?" que proviene de "¿cómo estas?".
En las islas filipinas, además de tagalo, se hablan otras 130 idiomas, que también recibieron muchos términos prestados del español.
Los apellidos en españoles son también muy comunes en Filipinas. En 1810, el gobernador en las islas Narciso de Clavería decretó que aquellos indígenas que aún no tenían apellidos españoles o deletreados en español tendrían que adoptar uno para su identificación y uso legal.
Además, un fraile español escribió la primera gramática del tagalo y el himno y la primera Constitución de Filipinas se escribieron en castellano. La influencia de lo hispano en la historia de este país es innegable.
En el presente, las familias más elitistas hablan en español y se vanaglorian de su pasado mestizo, pero lo hacen para distinguirse del populacho y los indios. La gente corriente desconoce de dónde proviene las palabras en tagalo "raketa", "regla" o "regadera".

martes, 13 de mayo de 2008

Los moros de Filipinas

La palabra "moro" se utiliza despectivamente en España para llamar a los musulmanes, sobre todo a los procedentes de Marruecos. El nombre, que proviene de los tiempos de la Reconquista, se exportó a las lejanas tierras de Filipinas, donde denomina a un grupo étnico de religión islámica en el sur del archipiélago.

Los "bangsamoros" filipinos representan poco más del 5 por ciento de los habitantes del país y la mayoría vive en Mindanao, donde la población ha sufrido durante décadas el conflicto entre los separatistas islámicos y el Gobierno.

Al igual que ocurre en las selvas de Colombia y Birmania, esta guerra encubierta provoca miles de muertos y cientos de miles de refugiados todos los años, que son ignorados por los medios de comunicación.

"Mira, Gaspar, los periódicos y los gobiernos occidentales llaman a esta guerra conflicto y a las guerrilleros los llaman terroristas, pero en el fondo aquí hay un problema de propiedad. Los musulmanes de Mindanao reclaman las tierras que han ocupado durante siglos", dice una cooperante que trabaja para una agencia europea en la zona y a la que podemos llamar Elena.
Elena trabaja tanto en los campamentos de los rebeldes como en los del Ejército filipino, donde enseña a los combatientes a resolver conflictos sin el uso de la fuerza. Si no fueran pocas las dificultades de aleccionar sobre métodos pacíficos a guerreros de toda la vida, el índice de analfabetismo también es muy alto en estas remotas tierras.


Reuters

Combatiente del Frente Moro de Liberación Islámica


"En mitad de las clases tengo que inventarme algún juego como la caza de un pavo, porque no son capaces de estar sentados más de quince minutos. A los que no saben leer, les enseño a través de películas", relata Elena, educada según al religión católica de su madre, a pesar de que su padre era musulmán.

Añade que en esta guerra encubierta tienen intereses los grupos islámicos radicales, que reciben dinero de países de Oriente Próximo, así como los ejércitos filipino y estadounidense, que hacen fortuna con la venta de armas.

Los largos años de conflicto han empeorado la pobreza de los habitantes de Mindanao, donde muchos niños no tienen acceso a la educación y los servicios sanitarios más básicos. Los enfrentamientos entre el Ejército y los rebeldes obliga periódicamente a unos dos millones personas ha abandonar sus hogares y huir a la jungla. Son lo que se llama "refugiados de temporada", y en su propio país.

El Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) abandonó en 1996 la lucha armada y ahora gobierna en varios distritos de la Región Autónoma de Mindanao Musulmán, que ocupa algunas islas de la región del mismo nombre. No obstante, el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), que se escindió del FMLN en 1978, continúa con la violencia hasta hoy día.

Según Elena, estos grupos no quieren implantar un Estado islámico en Mindanao, sino que sólo reivindican sus tierras. "Cuando el Gobierno repartió las tierras en los años setenta, su propiedad fue a parar a personas cercanas al Gobierno y la Iglesia. Los musulmanes eran pobres y no tenían poder para reclamar".

El FMLI es la mayor organización separatista de Filipinas con más de 12.000 activistas, muchos de los cuales también cometen atentados y combaten al Ejército. Casi cuatro décadas de guerra contra las tropas gubernamentales han dejado 120.000 muertos y cerca de dos millones de desplazados en una de las áreas más pobres del país.

Mindanao también es la base de operaciones de Abu Sayyaf, un grupo radical islámico relacionado con la red terrorista de Al Qaeda. Fundado por ex combatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética, éstos integristas han asesinado a decenas de personas en emboscadas y atentados de bomba.

Sin embargo, un amigo filipino opina que los de Abu Sayyaf "son un grupo moderno de bandoleros que secuestran y extorsionan a empresarios y se aprovechan del nombre Islam para decir que son terroristas de Al Qaeda".

A diferencia de Birmania (Myanmar), donde las guerrillas luchan contra una dictadura militar, los moros filipino combaten a un Gobierno democrático. Resulta difícil juzgar con equidad un conflicto que hunde sus raíces en el Sultanato de Sulú y la conquista española de estas islas. Lo único claro es el olvido de los muertos y las víctimas porque no tienen petróleo o no le interesa a los gobiernos occidentales.